Ha costado mucho llegar a este momento crucial, los venezolanos hemos decidido cambiar y por ello acudiremos a ejercer el derecho fundamental del voto: fuente legítima de todo poder. Hemos comprendido la imposibilidad de vivir con dignidad dentro de este régimen ladrón y asesino, reducidos a sobrevivir sin poder dedicarnos a realizar nuestros proyectos de vida. Al contrario, ha promovido y estimulado la corrupción como un hecho cultural transversal. Por eso su primera ejecutoria se enfocó en desmontar la educación.

La líder nacional dirige a un equipo de organización electoral empeñado en llegar hasta el final, lo cual implica mantener férrea conducta alrededor de la unidad inseparable del trípode victorioso: votar-defender-cobrar. Es la manera de participar en unas elecciones que se realizarán en un contexto de facto, sin garantías institucionales ni electorales, con total ausencia de un Estado democrático y constitucional de derecho. Ceder ante cualquier componenda implicaría una derrota cívica y ciudadana.

El ecosistema criminal se cansó de repetir la monserga de la unión cívico-militar, con fines de blindar su estabilidad autoritaria, por lo cual condenamos su reacción torpe ante el saludo espontáneo del ciudadano candidato democrático Edmundo a unos efectivos de la Guardia Nacional que encontró a su paso en un recorrido por La Guaira.

No debemos ver con indiferencia, por su reiteración, el patrón de conducta de la persecución. El régimen secuestra y detiene. Cuando alega la causal inapropiada de terrorismo, los familiares de los detenidos que viven en el interior, sufren adicionales penurias porque los tribunales están ubicados en Caracas. El oscurantismo no permite a los imputados nombrar a sus defensores.

La ley contra el odio utilizada, constantemente, viola el principio de la legalidad, interpretada de manera arbitraria hasta la crítica se criminaliza. El amedrentamiento y la coacción psicológica configuran el delito de tortura: trato cruel, inhumano y degradante. Son parte del patrón señalado.

Los jueces que niegan a los internos acceder a exámenes médicos cargarán con su responsabilidad, ellos son “independientes y autónomos”. Son los responsables de la indefensión y el desamparo de los privados de libertad.

Wilder Vásquez Velásquez (Rodeo 1) y Luis Guillermo Guillén (Ramo Verde) continúan detenidos a pesar de librarse boletas de excarcelación. Ustedes, jueces, serán los responsables y chivos expiatorios de los jefes grandes que serán sindicados, tarde o temprano, por crímenes de lesa humanidad. Recuerden que la cuerda revienta por lo más delgado y eso son ustedes.

Hagamos lo propio para formar parte de la gesta ciudadana, para salir de esa historia de cómo el país se hundió y se convirtió en algo mejor: el resurgimiento de una nueva nación.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!


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