Foto: Federico Parra / AFP

“Si no creemos en la justicia, ¿para qué seguir viviendo”? Simón Wiesenthal, 1963

Una excelente entrevista hecha a Manuel Rosales por Vladimir Villegas  https://www.youtube.com/watch?v=B5W7bPx6iAo nos permite disipar nuestras duda sobre  la postura política y ética de este político venezolano sobre la tragedia de nuestro país. Hemos escuchado con atención lo dicho por Rosales durante los 51 minutos de duración de la entrevista, la cual cubre bastante terreno sobre aspectos tales como: las candidaturas rechazadas por el régimen, la necesidad de la ruta electoral y de la no abstención, la transición que puede darse, la actitud de Rosales frente a su encarcelamiento, la unión indispensable de la oposición, el llamado a la garantías para Maduro y su  gente, la eliminación  de los deseos de venganza y la promoción de la reconciliación, el reconocimiento de María Corina Machado como líder, la contribución que pueden hacer los países para ayudar a Venezuela, lo que haría Rosales de ser presidente, la inconveniencia de las sanciones contra Venezuela, la necesidad de resucitar a Barbados, la importancia de la fuerza armada venezolana y algunos otros. Como se verá por esta enumeración, es una entrevista importante para conocer a fondo no solo a Manuel Rosales a título individual, sino para definir mejor a  toda una clase de líderes políticos quienes comparten con Rosales posturas similares sobre la crisis venezolana.

Las siguientes son mis reflexiones después de escuchar y ver la entrevista de Manuel Rosales:

1.       Lo primero que salta a la vista es el total sentido pragmático que caracteriza la postura de Manuel Rosales. No solamente en torno a la situación política actual sino también en lo aplicable a sus experiencias personales. Durante la entrevista de una hora Rosales menciona no menos de unas treinta veces,  como indispensable,  la necesidad de una negociación. Sobre ello comienza por decirnos  que él no saltó una talanquera de manera mágica, que su liberación de la cárcel fue posible, como todo en Venezuela, por una negociación y aunque no adelantó detalles, es inevitable entender que en ella deben haber existido concesiones de su parte que hicieron posible su libertad. ¿Que entregaría  Manuel Rosales para obtener su libertad? No lo sabemos.

2.     La negociación como vía indispensable para resolver la crisis venezolana representa la columna vertebral de la postura de Rosales. Se convierte en su leit motiv durante el curso de la entrevista. Y, con candor, admite que en una negociación, por definición, hay que ceder para avanzar, entregar para obtener, perder para ganar, en fin, de ser necesario alejarse de la posición principista deseable a fin de lograr algún resultado posible. Esta postura representa la esencia del pragmatismo, de lo que suelen llamar en los entornos diplomáticos la “real politik”. Por ello llaman la política el “arte de lo posible”, olvidándose de intercalar el componente ético indispensable, para hablar del “arte de lo éticamente posible”. El componente ético es lo que evita los pactos con el diablo, los cuales proporcionan a individuos y sociedades posibles gratificaciones instantáneas, generalmente de corta duración, a expensas de la pérdida del alma.

3.     Debo admitir que la postura de Rosales en pro de la negociación con Maduro y su pandilla encuentra eco favorable en muchos compatriotas, en esta época en la cual el país está cansado, desesperanzado, impotente y, por ende, proclive a ceder en los principios y en lo espiritual, a fin de lograr algunas mejoras en su condición de vida. Lo que hace esta postura de Rosales especialmente reprochable, a pesar de que muestre una buena dosis  de fría razón, es que considera  alternativas principistas tales como la rebelión ciudadana y la existencia de  sanciones externas como irresponsables, tachando  a quienes las promueven de  ilusos y extremistas. La postura de Rosales es doblemente reprochable porque la situación desesperada actual es el resultado de las cobardías que caracterizaron el mundo político en los inicios de la dictadura chavista, comenzando con el día en el cual Chávez juró sobre una Constitución que definió como agonizante.  Por ello, en la entrevista Rosales parece actuar como el ofidio del Génesis en el jardín del Edén, ofreciendo a la Eva venezolana  el fruto del árbol prohibido como algo deseable, que le ofrece gratificación instantánea. Es un claro intento de nivelación ética hacia abajo.

4.     El problema fundamental de la negociación, tal como la describe Rosales es que representa una entrega de los principios que nos enseñaron a todos en la escuela y, a muchos de nosotros, también en el hogar. Nos enseñaron en la escuela, en el hogar, en la iglesia,  que el crimen no paga, que  uno no se sienta a la mesa con los criminales, que el bien se impone al mal, que los principios son más importantes que los resultados de conveniencia, que no solo de pan vive el hombre. En la tradición cristiana la figura de Judas es execrada y la figura de Jesús realzada pues  llega al sacrificio de su vida terrena para redimirnos. Haciendo caso omiso de estas enseñanzas la entrevista hecha a Rosales nos obliga a recordar que los invertebrados venezolanos le firmaron un cheque en blanco a Chávez para que destruyese la democracia, permitiéndole transgresiones –pequeñas –  como aquella del milloncito del Banco Central, luego  cada vez mayores y abiertamente criminales y traidoras.

Hoy, cuando las transgresiones de su sucesor son gigantescas la postura de Rosales es de un también gigantesco pragmatismo, el cual lo lleva a pedir un puente de plata para los criminales civiles y militares que han destruido al país.

5.     Para reforzar su pedido insistente de negociación con Maduro y su pandilla Rosales avanza hacia hacia la entrega total. Repite una y otra vez que en su corazón no hay espacio para la venganza, que él negoció su libertad y se ha olvidado del odio, que en su corazón solo hay amor. Pretende extrapolar esta actitud a lo nacional al decir que no debe haber venganza. Argumenta que si nosotros aceptáramos que Maduro y la Fuerza Armada deben ser objeto de castigo nunca abandonarían en el poder. Esto suena “razonable”, pero es apenas el producto final de un proceso de entrega progresiva.

6.     Resulta moralmente inaceptable que Rosales pida un puente de plata para los criminales y pase por alto la inmensa magnitud del crimen contra la nación, pidiendo que no haya venganza, sin mencionar ni una sola vez durante la entrevista la palabra correcta y necesaria, la cual no es venganza sino justicia. Al no hablar de justicia y pedir que no haya venganza Rosales está abogando por la impunidad.

7.     El llamado de Rosales es a la reconciliación, a la hermandad, porque no es posible – nos dice – esta conflictividad permanente que nos está consumiendo. Esto pudiera sonar  lógico y correcto a quienes estén llegando a Venezuela desde otro planeta y no conozcan la  tragedia venezolana, los asesinatos, torturas, exilios, abusos de poder, expropiaciones, robo, contrabando, narcotráfico, lavado de dinero, mentiras sistemáticas, ignorancia de la gobernanza, los odios de clase y los complejos de inferioridad por parte de la pandilla que se apoya en el poder militar para cometer sus desafueros.  Reconciliación con esta pandilla sería el equivalente moral de ingresar a la pandilla.

8.     Rosales dice explícitamente que la Fuerza Armada venezolana es clave para la recuperación de Venezuela, que sus integrantes son mayoritariamente muy valiosos, que no sería correcto perseguirlos o anunciarles castigos. Ve natural que,  así como en los cuarteles existía una foto de Betancourt o Caldera, puedan existir fotos de Chávez, Castro, Che y  Maduro. Esos lemas de Patria o Muerte, Chávez vive…. etc., gritados por los militares traidores a su juramento, son, en su opinión, permisibles. Esa es Venezuela, nos dice Rosales, sin darle importancia a estas manifestaciones.

9.     Rosales nos  dice: “Yo no voy a meter preso a Maduro, voy a negociar con él, eso hay que entenderlo si queremos salir de esta situación. Yo no acuso al gobierno, las sanciones no funcionan, Cuba tiene 60 años de sancionada y allí está el Castrismo. No soy un vengador”. Pone como ejemplo a Mandela en África del Sur  y a Pinochet en Chile, países donde las concesiones a la maldad fueron necesarias para la transición hacia la democracia. El problema con estos países es que aún hoy muestran las heridas abiertas de aquellas concesiones, cuyas sociedades no son mejores por haberlas hecho. Solo compraron, en la afortunada frase de Naím y Piñango, una ilusión de armonía.

10.  Rosales dice que, de ser presidente, en un año tendría al país “volando”, es decir, en pleno progreso, gracias a un “masivo plan de inversiones”. Esta declaración evidencia ignorancia. Para ser exitoso un masivo plan de inversiones no solamente requiere dinero en grandes volúmenes sino que también requiere gerencia, planificación, calidad operacional, tecnologías y, muy importante, una actitud colectiva conducente al trabajo y la inversión después de 23 años de monumental y criminal despilfarro del dinero petrolero. Este significativo cambio actitudinal de todo un país no se logra de la noche a la mañana y hablar con tanta ligereza de hacerlo en corto tiempo, como lo hace Rosales, evidencia su carencia del necesario liderazgo.

Venezuela está frente a un terrible dilema moral que determinará si logra recuperar su dignidad como pueblo o si se mantendrá chapoteando en el foso del atraso y la mediocridad. En ese dilema moral la actitud del liderazgo venezolano será decisiva. Si se abandonan los principios en la presente coyuntura y si no se lleva a cabo un futuro programa de educación ciudadana como política de Estado, el cual logre transformar el perfil de un sumiso súbdito del Estado en ciudadano,

Venezuela no irá pa’l baile.


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