cronograma electoral Calzadilla confirmó más de 17.000 postulaciones para los comicios regionales y municipales del 21N
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Pedro Calzadilla. Foto @ve_cne

El panorama partidista venezolano ha variado mucho en los últimos años. Sobre todo si se toma en cuenta que la mano del chavismo ha tenido mucho que ver con las redefiniciones admitidas en el Consejo Nacional Electoral. Y aunque a alguno desde afuera pueda parecerle normal esta dinámica, porque la política es un ente vivo y cambiante, la verdad es que se trata de una manipulación burda e interesada del oficialismo para beneficiarse del río revuelto. Le resta opciones y confunde al electorado.

Esto se ve muy claramente en el proceso del 21 de noviembre, elecciones en las que un grupo de partidos de oposición decidió participar. No tomaron en cuenta, por ejemplo, la cantidad de organizaciones fantasmas y de maletín que fue admitida y que indudablemente busca diluir los votos contrarios al PSUV.

Nada de eso ha podido ser frenado, ni siquiera porque organizaciones no gubernamentales y los mismos partidos con cierta trayectoria lo han advertido. Para admitir a 70.244 candidatos que aspiran a 3.082 cargos se ha tenido que recurrir a cualquier tipo de artimaña, porque la mayoría aparecieron como por arte de magia. Solo con los números cualquiera pensaría que las elecciones regionales serán un éxito democrático porque todo el que tiene aspiración pudo ofrecerse para el cargo.

Pero la realidad es otra. Muy pocos tienen credenciales para ocupar un puesto de elección, para definir el rumbo de las políticas locales o regionales. Se trata de un trabajo meticuloso y de hormiga que ha hecho el oficialismo para dinamitar y confundir. Eso, junto con la persecución de los verdaderos líderes comunitarios o los políticos de partidos establecidos que durante años han trabajado por ciertas zonas, son las dos caras de una moneda que lejos de ampliar el panorama democrático lo restringen.

Las inhabilitaciones nunca pudieron ser levantadas. Ya queda muy poco tiempo y es muy poco probable que ocurra. Esa es otra de las armas con las cuales el sistema electoral prestado al chavismo limita las opciones reales del electorado. La mayoría de esas prohibiciones de participación no dependen de sentencia firme de ningún tribunal y por eso son sencillamente medidas para quitar de en medio a quien estorba o a quien puede restarles cuotas de poder.

¿Son estas entonces unas elecciones realmente democráticas? ¿En verdad el venezolano puede escoger entre los más capaces o todo es una pantomima creada para dar una falsa idea de amplitud? Lo malo es que la oposición no hizo lo suficiente para desmontar la farsa preparada y ahora esta manipulación se suma a su lista de desventajas. ¿O sí hizo, pero para desmotivar también la participación de los millones de ciudadanos que están en contra de quienes han destruido en 20 años a una Venezuela que, con todo y sus defectos, era un gran país?


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