Ave constelada por Mario Abreu

En los Estudios sobre la Incertidumbre, desarrollados en la Universidad de Escandinopla hacia finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, se hicieron varios hallazgos que todavía pueden resultar interesantes y oportunos para el desarrollo de la sensibilidad, porque ser humano es todavía una posibilidad.

Científicos sociales, así como otros doctos en saberes biológicos de tan importante universidad, llegaron a revisar la duda como problema y a desarrollar nuevos aportes al campo de este asunto ambiguo, más allá de los dilemas. Es decir, con precisión certera copiada luego por los relojeros suizos, alcanzaron a plasmar un panorama mucho más nítido, luego de dos guerras mundiales, varios enfrentamientos intestinos y otros excesos bélicos de dimensiones nucleares globales.

Fijando la atención en los renacuajos, las ranas, los sapos, otros anfibios y su relación en términos plásticos con las amebas y el medio acuoso en el que se va desarrollando el embrión en muchos de los seres vivos y luego de terminar de medir las dimensiones correctas del globo terráqueo, llegaron a la conclusión de que el agua nos define, mejor, nos constituye, aunque no seamos delfines. “Somos agua y todo se ha disuelto, comenzando por el sentido común, se han adelantado a decir algunos de los expertos, como primera gran conclusión de sus experimentos y observaciones en campo.

Otro grupo de especialistas, rezagados, asombrados, mojados por las primeras divulgaciones de sus colegas también han salido al paso para complementar lo dicho por quienes les antecedieron. En lo que podría llamarse la segunda gran conclusión del equipo, pero no menos importante, han dicho que no es de agua que está lleno el globo y estamos constituidos, sino que lo que estamos es llenos de vacío. Han dicho: Vivimos una era de vacío.

Más recientemente, fijando la atención en nosotros y tratando de entender a la región como un cuerpo social, la Asociación de Especialistas en Patafísica de la Facultad de Medicina de la misma Universidad de Escandinopla, establecidos en distintos grupos de trabajo en diversas ciudades y pueblos de los países del sur, han venido haciendo una serie de estudios rizomáticos de interés glocal.

Últimamente, han identificado un conjunto de aspectos y síntomas experimentados por los venezolanos en los veinticinco años más recientes del presente siglo y de este milenio que apenas comienza.

Llegaron a nuestras manos los primeros borradores del extenso documento y hemos tratado de descifrar la caligrafía propia de los doctores en la síntesis que aquí se presenta. Sin ser concluyentes, estos son algunos de los asuntos que destacan en su estudio preliminar tanto en el país nórdico del continente como en casi todos los demás:

  • Parecía que se había pasado del rudimento silvestre del “no-ciudadano” al optimismo generalizado rayano en el cheverismo del tipo «ta’ barato dame dos». Sin darse cuenta los mandatarios de que la mayor parte de las poblaciones nunca quiso estar completamente alienada y ha dado constantes saltos de buen humor como una cándida y poderosa manera de poder redondear la arepa.
  • Presencia marginal y constantemente brillante de poetas e intelectuales, teatreros, músicos, pintores, escultores, así como de otros artistas, quienes no han parado de desarrollar sus habilidades excelsas y otras de orden socio emocional. Se incluyen acá a deportistas de alto rendimiento, premiados con medallas olímpicas nacionales e internacionales.
  • Es un hecho que nunca hubo generación boba. Eso fue la invención de un cretino cruel con vocería cloacal y residual, así como de nocivos seguidores.
  • Constante misticismo militarista junto a confianza en el héroe y tendencia generalizada a la moral heterónoma. Aunque lo del militarismo pareciera venir por razones acomodaticias, sobre todo para los estultos que usan uniforme (verde). Pero constatando en el colectivo, sí, una propensión a joder el parque si el guardia no está.
  • Desestimación continua de deslaves y otros fenómenos naturales por parte de los decisores elegidos, como si fueran dioses de algún Olimpo inventado por ellos mismos, claro.
  • Desengaño social progresivo y depresivo en el orden del despecho amoroso, en algunos y de guayabo negro, en otros casos más agudos.
  • Actitudes reactivas protestatarias, espontáneas y frecuentes caracterizadas por saltos y gritos aislados hasta volverse respuestas multitudinarias, públicas, notorias y protestatarias también, continuamente coartadas o reducidas inclementemente por las fuerzas del status quo o, mejor dicho, del novum statum statutum.
  • Represión severa, persecuciones, desapariciones forzosas, supresión de medios masivos de difusión, acciones todas derivadas en la generación de miedo colectivo y silencio forzado. Se incluye en este punto un exilio cimarrón por encima de los seis millones y medio de personas: fuga de talentos.
  • Trauma colectivo generalizado por motivos exógenos, incluyendo transfusiones amputaciones y otras pérdidas. Lo que ha derivado en estrés postraumático que apunta, efectivamente, al daño antropológico.
  • No obstante, de allí se colige que, siendo causado el trauma por motivos exógenos, la carga genética, la historia, la cultura -en sentido antropológico- y la formación del nuevo ser apuntan hacia la sanación natural más temprano que tarde. Lo cual redundará en sucesivos insights intermitentes de tres tipos: emocional, intelectual y estructural. Uno por uno o todos al mismo tiempo; caída en cuenta, conciencia del sí mismo y unidad del tejido maltrecho.
  • Adicionalmente, estas observaciones provocarán autoconfianza, sentido de lo menudo, valoración del entorno inmediato, reconocimiento positivo de la cultura familiar de cada quien, trabajo vecinal, valoración definitiva de la cultura constructiva y la cultura inteligente, así como aproximación progresiva a la moral autónoma hasta alcanzarla.
  • Depresión sonriente, conocida también como depresión funcional. A lo que toca añadir resaca voluntariosa y resiliencia risueña; lo que conduce al extendido reconocimiento local y global del traidor mayor, sus malas copias y los demás hijos de furcia.
  • Sentido democrático enderezado, flexible, vertical y progenitor, generador de sentido común de una vez y para siempre.
  • Valoración progresiva de la femineidad, sus hechos y formas contundentes, así como de sus potencialidades palpables.
  • Temor y rupturas internas progresivas entre milicos y cúpulas, anillos de poder, empleados públicos encamburados y engreídos de turno en general.

Se recomienda moral y luces. O, para decirlo con palabras de Don Samuel Robinson: a inventar o a seguir errando. De donde se colige que mejor será inventar de manera ecuánime, asertivamente,hasta alcanzar la luz al final del túnel, la proa del horizonte o lo que se cruce primero, con la certeza de que siempre amanece, como bautizó Jesús Rosas Marcano a un poemario suyo. O con la convicción, como lo ha dicho el también poeta oriental Enrique Lafontaine, de que bajo el pesado manto de sombras también se esconde el seguro camino de la aurora”.

 


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