Foto @unidadvenezuela

En un contexto de crisis política y social profunda, el régimen de Nicolás Maduro adopta tácticas que revelan no solo su desesperación, sino también un riesgo al subestimar la inteligencia del pueblo y de la Fuerza Armada. La reciente introducción del rango de «General del Pueblo Soberano» y la publicación de un video manipulado que involucra a María Corina Machado, la líder opositora, son claros ejemplos de estas tácticas.

Primero, consideremos la creación de este nuevo rango militar. En teoría, cualquier añadido a la estructura de la Fuerza Armada debería tener como propósito fortalecer la institución en términos de eficiencia operativa o moral. Sin embargo, este nuevo rango parece ser un acto puramente propagandístico, diseñado para apaciguar el descontento creciente dentro del ejército, en lugar de abordar los problemas reales que enfrenta, como la falta de asistencia social, corrupción y problemas médicos entre sus filas. Esta maniobra refleja una desconexión flagrante con las necesidades reales de la institución militar y parece un intento desesperado de Maduro por mantener su influencia sobre la Fuerza Armada en un momento en el que ha perdido el apoyo popular.

Asimismo, la manipulación mediática, ejemplificada en la publicación de un video falso de María Corina Machado en el que supuestamente habla de eliminar a la Fuerza Armada, sugiere una estrategia orquestada para desacreditar a la oposición. Fue difundido por el general Domingo Hernández Lárez, comandante estratégico operacional de la FANB, en su cuenta de X. Es muy probable que lo haya hecho siguiendo órdenes de un mando superior, con la aprobación tácita del ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, quien ha demostrado gran habilidad para mantenerse al margen del «trabajo sucio». Este acto de difamación no solo busca dañar la reputación de Machado entre los militares, sino también sembrar división y desconfianza dentro de las filas castrenses.

El efecto de tales tácticas, sin embargo, podría no ser el deseado por el gobierno. A pesar de los esfuerzos por manipular la narrativa, el sentimiento general tanto en el mundo civil como en el militar evidencia una creciente desconexión entre la cúpula del poder y la población. Los militares, que sufren muchas de las mismas vicisitudes que el resto de los venezolanos, no están ajenos a la realidad de la manipulación y la corrupción de Maduro y compañía.

Lo que estos actos dejan al descubierto es un gobierno cada vez más aislado, que no logra comprender la profundidad de la crisis que ha creado. Al intentar manipular tanto a su propia Fuerza Armada como a la población en general, Maduro se muestra no como un presidente obrero, sino como un dictador que se aferra al poder a cualquier costo. La introducción del nuevo rango General del Pueblo Soberano y la manipulación del video son intentos de aferrarse a un barco que se hunde, utilizando las herramientas del engaño y la coerción.

En última instancia, el pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana buscarán la verdad y la justicia. La manipulación y la propaganda pueden ofrecer un respiro temporal a Maduro y compañía, pero no cambiarán el curso de la historia. La verdad siempre encuentra un camino, y en Venezuela, ese camino se está haciendo cada vez más claro, a medida que tanto civiles como militares buscan recuperar su país de las garras de un liderazgo fallido.


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