Alfonso “Chico” Carrasquel, Abelardo Raidy, monseñor Heredia y Germán “Chiquitín” Ettedgui

El arte de gobernar se basa en escuchar a la gente y rodearse de un equipo de profesionales honestos y sabios, especialmente en áreas tan cruciales como la salud. Durante mi gestión como gobernador del Distrito Federal, junto a destacados médicos y administradores, llevé a cabo una serie de transformaciones significativas en el sistema de salud y en otros ámbitos esenciales como la cultura, la educación y el deporte.

En ese esfuerzo me acompañaron el doctor Jorge Dao y el doctor Jesús Velásquez, pilares de gran mística y compromiso por la salud. Todos los hospitales del Distrito Federal y el litoral central, hoy estado La Guaira, estaban bajo nuestra jurisdicción. Nos dedicamos a remodelarlos y ampliarlos en sus áreas quirúrgicas, salas de parto y emergencia, dotándolos con la tecnología más sofisticada de la medicina de la época. Desde el Hospital Vargas, pasando por la Maternidad Concepción Palacios y el banco de sangre, mejoramos todos los centros de salud, sin excepción alguna, sin escatimar esfuerzos ni presupuesto alguno.

Especial atención nos mereció el Hospital J.M. de los Ríos, que se convirtió en referencia nacional e internacional. Y de los hospitales del litoral central, fue emblemático el caso de La Sabana, que fue ampliamente dotado y, además de a la población local, prestó servicio a los grandes contingentes turísticos que siempre han visitado esa zona.

Los directores de los hospitales fueron profesionales de alta formación, calificados tanto en el ámbito médico como administrativo. La directiva entera contó siempre con toda la solidaridad y el apoyo en el auxilio de todas las necesidades que debían cubrir, financiados por la Lotería de Caracas, la cual tenía instrucciones de auxiliar financieramente a los agentes de salud no solo del Distrito Federal y del litoral, sino también del resto del país.

La mitad del presupuesto de la salud era administrado por la gobernación. Este presupuesto se repartía en dos: una parte para cubrir las necesidades de salud ya establecidas, y la otra se destinaba a cubrir las necesidades adicionales identificadas en conversaciones con todos los entes y asociaciones de vecinos, quienes aportaban información valiosa sobre las necesidades de sus poblaciones. Esta participación de las asociaciones de vecinos resultó en un gran éxito. La Lotería de Caracas también atendía a diversos hospitales, como la unidad de politraumatizados en el Hospital del Llanito, fundada por el doctor Fernando Rodríguez Montalvo, apóstol de la medicina y maestro de la cirugía.

Convertimos el banco de sangre en una referencia nacional e internacional, bajo la dirección de la distinguida y eminente doctora Norma de Bosch. Este servicio brilló por su eficiencia y dotación, y fue un ejemplo para nuestra gestión administrativa. Con la promoción de la medicina primaria y la red de ambulatorios logramos descongestionar los 12 hospitales del Distrito Federal y el litoral central. Con todas las medidas que adoptamos, estábamos encaminados a implementar un sistema de salud comparable al de los países desarrollados. Sin embargo, hoy en día, los ambulatorios se encuentran en estado de abandono, muchos de ellos invadidos y con grandes carencias en los hospitales.

En El Junquito, construimos el mayor centro de rehabilitación de drogadicción del país, con un personal altamente calificado en el manejo de esta dolorosa situación.

La cultura, su valor e importancia, fue asociada al progreso, conocimiento y creatividad. El 10 de enero de 1991 se publicó en la Gaceta Oficial número 34.632 una ley sobre la condecoración Francisco Fajardo, que tenía como finalidad honrar y premiar a las personas destacadas tanto en la ciencia como en la cultura, y sus contribuciones al desarrollo cultural y educacional del país. Las zonas históricas y turísticas de La Guaira comenzaron a reconstruirse el 25 de junio de 1989, empezando con la Ermita del Carmen, el castillo, los fortines, San Carlos, y la Casa de los Ingleses. Se construyó el mural más largo de Carlos Cruz-Diez en La Guaira, que posteriormente fue destruido.

La esfera de Jesús Soto, que está ubicada en la autopista Francisco Fajardo, es otra de las grandes obras de nuestra gestión para homenajear a Caracas en su 420 aniversario,

Durante este periodo, se crearon cuatro nuevos museos mediante decreto 64: el Museo del Arte, la Tierra y el Fuego, nombrado en honor a la distinguida venezolana María Luisa Zuloaga en el Boulevard de Catia; el Museo del Oeste Jacobo Borges, ubicado en el Parque del Oeste Jóvito Villalba, con el decreto número 65 de 1990; el gran Museo del Grabado y el Diseño Carlos Cruz Diez en la Avenida Bolívar de Caracas.

Siempre he creído que los museos son las mejores aulas para la cultura y la educación. La educación siempre ha sido el camino que más satisfacciones nos ha dado. Remunerar y atender bien a los maestros fue siempre una acción requerida de nuestra parte para tener alumnos bien ilustrados y sanos, garantizando así una buena y excelente educación. Construimos escuelas con una magnífica dotación de elementos fundamentales para obtener un resultado de calidad. El deporte es un complemento necesario y obligatorio de la educación para tener jóvenes sanos que den un alto rendimiento en sus habilidades como estudiantes. Esto lo pusimos en práctica con un programa llamado «Una Cancha Deportiva para cada Barrio» de Caracas o del litoral.

Hablemos un poco del gran estadio para Caracas, el Monumental Simón Bolívar. Cuando el presidente Carlos Andrés Pérez asumió la presidencia de la República por segunda vez, siempre manifestó su gran preocupación por la construcción de un nuevo estadio para Caracas. Nos dimos a la tarea de buscar el mejor sitio y ubicación para su construcción. Inicialmente escogimos un terreno al lado de la urbanización Paulo VI, en la vía hacia Montalbán-La Vega. Comenzamos las consultas con las asociaciones de vecinos y personas vinculadas al béisbol. Escuchamos diversas apreciaciones, algunas en contra del proyecto por el posible incremento de tráfico, y desistimos de esa ubicación.

En una reunión con el presidente Pérez, concluimos que la mejor ubicación eran los terrenos adyacentes al Hipódromo de La Rinconada. El presidente estuvo de acuerdo, y llamamos al profesor Anselmo Alvarado, presidente del Instituto Nacional de Hipódromos. Junto con él, firmamos el compromiso y el convenio entre el Instituto Nacional de Hipódromo y la Gobernación del Distrito Federal. Se dio inicio al nuevo estadio de Caracas con el movimiento de tierra. CAP siempre expresó su deseo de que el estadio llevara el nombre de Chico Carrasquel.

Recuerdo una noche de gran tempestad en la ciudad capital, durante la temporada de lluvias. Una de las quebradas en la autopista Caracas-La Guaira se desbordó debido a la intensidad de la lluvia. Alrededor de las siete de la noche, me llamó el licenciado Antonio Tauroni, responsable de las situaciones de emergencia en Caracas y el litoral, para informarme del colapso y cierre de la autopista. Iniciamos una operación urgente y especial, y ya a las diez de la noche se había restablecido el tráfico y la normalidad. A las 12:30 de la noche, me llamó el presidente Carlos Andrés Pérez, preocupado por la situación. Le informé que todo estaba controlado y resuelto. Me respondió con gratitud y me dijo: «Duerma tranquilo, gobernador. Nos vemos mañana». Así era trabajar con el presidente Pérez: siempre alerta y dispuesto. Fue un servidor público las 24 horas del día, incansable.

Una de nuestras prioridades era enfrentar la situación del abastecimiento de alimentos para la población. Construimos nuevos mercados en Caricuao, Catia La Mar y El Junquito, y remodelamos los mercados de Catia, Quinta Crespo y el Mercado Mayor de Coche, donde se reciben todos los alimentos que se producen en los diferentes rincones del país.

Gobernar es un arte y una emoción inigualables cuando vemos satisfacerse las prioridades de nuestras diferentes regiones y población, no hay mayor satisfacción que el deber cumplido.


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