En su acepción original el vocablo guarimba es un germanismo que significa proteger, con igual significado en castellano. Aplicado al sistema del eminente filólogo profesor Ángel Rosenblat es un “venezolanismo” frecuente del juego infantil para nombrar la guarida que oculta al perseguido.

Desde su inicio el código justiciero castrochavomadurista lo decretó imperdonable delito, exclusivo del opositor a su régimen, por ejemplo al colocar presuntas barricadas en las calles y se castiga hasta con el asesinato, pues impide que el régimen cumpla con su patriótico bolivariano deber de anular toda disidencia. Lo utiliza hasta hoy en cada masiva protesta pacífica en Caracas y el interior imponiendo límites en el pavimento y muros al campo mediante letreros amenazantes que suspendieron reclamos de líderes y manifestantes por breve tiempo.

La protesta legal se afianzó llegados los años 2014 al 2017 respondida con cueles agresiones físicas y matanzas de civiles y militares -en El Junquito de fatal recuerdo- frente a la conflictividad social expresada por múltiples motivos económicos, estudiantiles, sindicales, cuya libertad de expresión se reprime en todos los medios locales y foráneos de información a través de sus violentos «colectivos» motorizados grupos de milicias armadas  especialmente apostados en lugares de votación.

Al quedar evidente que se trata de una criminal autocracia militarizada se acudió a la guarimba oficialista que robó el triunfo parlamentario ya el año 2015 y sucesivamente liquidó al resto de la institucionalidad democrática. Ahora, ante el pánico de perder el 28J le toca el turno definitivo al original Consejo Supremo Electoral (CSE 1936) derivado con rango de poder institucional desde 1999 hacia el que llaman Consejo Nacional  Electoral (CNE) capaz de incendiar otra vez depósitos de votos emitidos, bloquear la escasa electricidad horas antes de su teatral aparición en pantalla secundado por la cúpula del generalato para declarar su fraude como triunfo radical. Por eso y mucho más, en realidad las siglas CNE significan hoy guarimbera Comisaría de la Nomenklatura (vocablo del sovietismo elitesco) Electoralista.

Recurso normalizado es entonces la guarimba siglo XXI que impide votar al menos a 4 millones diaspóricos, recortó el plazo legal para inscribir nuevos votantes, cambio arbitrario de los sitios habituales donde estaban registrados 14 millones de sufragantes, su directiva actual es de miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela y oportunistas autocalificados como independientes, piedras y murallas en aguas y tierras, todos los accesos y caminos para los candidatos María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, inhabilitación ilegal de candidatos disidentes, cierre de hoteles y locales comerciales que los atiendan durante su campaña, falsos videos de nítida manipulación y la reciente prohibición de presencia opositora en las mesas electorales para eliminar testigos ajenos a su tolda -los “comanditos” opositores- y proceder al tradicional “acta mata votos” con el tramposo tarjetón electoral sin la foto del candidato de la oposición unida para confundir al elector desinformado, distraído o analfabeta disfuncional. En fin, un largo prontuario que viola cada norma constitucional en materia de elecciones transparentes, verificables solo contando voto a voto sin botas en el recinto.

Los anunciados cuatro observadores de la ONU y el turístico Centro Carter podrán constatar que lo único libre en la ex Venezuela de auténticos libertadores históricos es el terrorista, peligroso miedo represor de su actual mafiosa dirigencia usurpadora. Escuchar el discurso del Generalísimo Vladimir Padrino López en el Campo de Carabobo, este 24 de junio completa el cuadro.

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