El debate presidencial de CNN entre Joe Biden y Donald Trump no es simplemente otro evento en el calendario electoral; puede ser potencialmente definitorio para ambos candidatos.

Este debate podría ser el factor determinante para muchos votantes indecisos. Cualquier error significativo de uno de los candidatos podría ser difícil de rectificar, dado el largo intervalo hasta el próximo cara a cara, 11 semanas. Será difícil que se recuperen fácilmente, aunque hemos visto en el pasado al presidente Barack Obama tener un mal primer debate y recuperarse en el segundo. Lo mismo sucedió con George W. Bush en 2004, quien mejoró varios días después. Pero dos meses y medio es un tiempo considerablemente largo.

En términos de financiación de campaña, Trump ha logrado una ventaja significativa al superar a Biden por 56 millones de dólares. Además, las encuestas lo muestran adelante en 6 estados clave, conocidos como estados bisagra, lo que indica que, a pesar de los desafíos y controversias, sigue siendo una figura política resiliente.

Pero la percepción de los votantes es determinante para el desarrollo de la campaña. Según el presidente del Comité Nacional Demócrata, Biden debería cuestionar el historial de Trump, abordar sus fracasos empresariales y la conducta que tuvo durante su presidencia. Hay voces, sin embargo, dentro de su campaña electoral, que consideran contraproducente que se centre en el carácter del exmandatario, pues creen que los votantes ya están bien informados sobre estos temas y que tal enfoque podría no ser decisivo.

Trump necesita moderar su comportamiento combativo, que fue visible en los debates de 2020, para presentarse como un candidato razonable y centrado en el futuro. Debería evitar revivir agravios pasados o conspiraciones electorales y, en su lugar, destacar sus planes para un segundo mandato, concentrándose en cómo abordará cuestiones críticas como la inflación, la inmigración y el costo de la vida.

Los problemas con la justicia estadounidense es un tema que puede sacar a relucir cualquiera de los dos, pero que podría convertirse en un bumerán y perjudicar más al que intente hacer de estos casos el centro de atención del debate. Ninguno de los dos tiene ventajas y en definitiva hay otros asuntos más urgentes y relevantes que tratar para el pueblo estadounidense.

La agudeza mental de Biden será otro punto bajo escrutinio. Es esencial que demuestre claridad y coherencia a lo largo del debate para convencer a los votantes independientes  que sigue siendo capaz de liderar la nación con eficacia. Cualquier vacilación o confusión podría ser explotada por sus detractores para cuestionar su idoneidad para el cargo.

La percepción y el papel de Kamala Harris como vicepresidenta también influirán en la campaña de Biden. Su popularidad, que según algunas encuestas es más baja que la de Biden, podría ser un lastre para la campaña, haciendo que la elección de un vicepresidente competente y confiable sea igualmente crucial para Trump.

El debate de mañana entre Joe Biden y Donald Trump no solo es una oportunidad para que ambos candidatos presenten sus visiones para el futuro del país, sino también un momento crítico que podría cambiar las trayectorias de sus campañas presidenciales.


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