La defensa de la democracia es un deber compartido por todos quienes creemos en ella. Este deber preserva su inexorable vigencia independientemente de la orientación política con la que nos sintamos identificados, siempre y cuando los principios de libertad y los valores democráticos estén claramente identificados como principios fundamentales. En el caso de la gran mayoría de los países iberoamericanos estos principios están garantizados en nuestras constituciones, lo cual los torna de obligatorio cumplimiento tanto para los ciudadanos como los gobiernos.

En Iberoamérica el lenguaje de la democracia es utilizado bajo referencias políticas e ideológicas profundamente enfrentadas, que van desde las izquierdas y derechas tradicionales, pasando por doctrinas populistas o liberales. Pareciera innegable que la defensa del centro político, así como evitar la consolidación del resentimiento social son tareas inaplazables para evitar que la polarización y el populismo, de derecha y de izquierda, terminen por minar las bases fundamentales de las sociedades democráticas. Iberoamérica ha pasado por una penosa historia de regímenes autoritarios y militaristas de distinto signo político, que han dado paso a una estabilidad relativa que abre puertas a un mejor destino para nuestros países.

En este panorama de diversidad, sobresale el caso de Venezuela como un ejemplo de populismo autoritario donde se vulneran los más elementales principios democráticos y de respeto a la soberanía popular. Las próximas elecciones presidenciales, programadas para el próximo 28 de julio, constituyen un escenario de honda preocupación para las democracias occidentales, porque hay evidencias muy importantes de falta de transparencia y de violaciones de los derechos humanos de la diáspora y los venezolanos en Venezuela. La ausencia de observación internacional, las inhabilitaciones de candidatos, las restricciones para actualización del Registro Electoral, y la represión tanto contra dirigentes de oposición como contra humildes empresarios y trabajadores conforman un cuadro profundamente preocupante.

Desde el Movimiento Ciudadano Venezolanos en el Mundo, una organización de venezolanos en la diáspora cuyo propósito fundamental es la lucha por la recuperación de la libertad y la democracia en Venezuela, queremos instar a todos los gobiernos iberoamericanos, especialmente a aquellos liderados por dirigentes afiliados al socialismo democrático y, que en algún momento  han expresado su apoyo, primero a Hugo Chávez y luego a Nicolás Maduro, para que ejerzan toda su influencia y ayuden a que las elecciones en Venezuela sean al menos tan limpias y transparentes como las que permitieron el libre cambio de gobierno en México, Colombia, Chile, Brasil y España.

Nancy Arellano, Luis Augusto Colmenares, Luis Corona, William Díaz, Juan Fernández, Braulio Jatar, Pilín León, Ildemaro Martínez, Paciano Padrón, Ricardo Pinza, Liliana Ponce, Eddie Ramírez, María Carmela Rodríguez,

Humberto Calderón Berti, presidente

Vladimiro Mujica, vicepresidente

Ana Julia Jatar, directora ejecutiva


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