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Gustavo Cisneros le propone a Venezuela un plan para 100 años

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Por JUAN CARLOS ZAPATA

Hoy la estrella es Gustavo Cisneros. El documental Gustavo Cisneros sin descanso no deja de circular en redes y plataformas. Las estadísticas de las dos primeras semanas registran que los usuarios clickean y se quedan pegados al video en un promedio muy alto. Son usuarios distribuidos por América Latina, España y Estados Unidos, fundamentalmente. Por los comentarios que circulan en cuentas privadas, en listas de difusión, por correos electrónicos, también es posible medir que se trata de público de todos los niveles, dentro y fuera de Venezuela. Gustavo Cisneros está satisfecho con los resultados. En España lo transmiten Prime Video y Pluto.

—Es un testimonio para mis nietos —afirma—. Mis nietos que tienen entre quince y veinte años. Es también un testimonio para los otros muchachos. Para los venezolanos que viven allá en Venezuela y viven fuera del país.

Gustavo Cisneros sin descanso es un documental de Carlos Oteyza y Andrés Crema, los mismos que hicieron los exitosos trabajos sobre Carlos Andrés Pérez. No fue un reto fácil para Oteyza en calidad de productor. Era la primera vez que se enfrentaba a la experiencia de rodar y construir la historia de un personaje vivo, y un personaje presente, que estaba allí, en cada escena, en cada montaje; un personaje del dinero y el poder, un magnate global, audaz e incansable, cuidadoso con su imagen, su legado.

—Es un trabajo que le brinda a los jóvenes una historia. Un basamento de lo que puede ser el país —agrega Gustavo Cisneros—. Venezuela se construyó en el siglo XX, desde Juan Vicente Gómez, y luego llegó Hugo Chávez. Pero si la gente joven se engancha a esto, se puede hacer el país. Los ejemplos son Singapur y los Emiratos Árabes Unidos. Los Emiratos han invertido su riqueza petrolera. Ahí tenemos dos modelos, y ambos funcionan. Si los jóvenes cogen la lección, vamos a tener país. Porque riqueza tenemos.

En la oficina desde la que Gustavo Cisneros opera en su casa de Madrid, la computadora está encendida, el televisor está encendido y transmite un canal internacional de noticias, y en la mesa de centro están apilados los libros de sus lecturas urgentes. La biografía de Elon Musk, una biografía sobre Simeón II de Bulgaria, los cuentos completos de Jorge Luis Borges, El pueblo soy yo de Enrique Krauze,  The Righteous and People of Conscience of the Armenian Genocide. Mientras se hacía el documental, estaba leyendo una biografía sobre Hernán Cortés. Le gusta la historia. Le apasiona la historia de España. Hubiera querido ser profesor de historia. Pero el destino le dio otro rol, protagonista de la historia empresarial de Venezuela y América Latina. Fue el primer magnate del país, y uno de los primeros de la región.

—¿Se retira Gustavo Cisneros?

—No.

La pregunta es pertinente. Muchos de los que han visto el documental en lo primero que han pensado es en el retiro definitivo. Y muchos al mismo tiempo se han sorprendido de lo bien que está. Porque en los últimos tres años habían corrido rumores sobre su estado de salud.

—La mala especie. La envidia de siempre —ataja Cisneros.

En el documental, Cisneros conduce un automóvil por una playa de República Dominica y de pronto frena, mete el freno de mano con fuerza, energía y decisión, y la palanca rechina. El comentario de la retirada tampoco es una especulación. En el trabajo de Oteyza y Crema las evidencias no faltan. No se ocultan porque Cisneros viene pensando en la sucesión desde que su hija Adriana tenía 25 años. Es decir, hace 20 años. Gustavo Cisneros está repitiendo la experiencia a la que se vio obligado por razones de fuerza mayor —la enfermedad de Don Diego Cisneros— a asumir las riendas del grupo empresarial, antes de cumplir los 30 años de edad. Lo diferente es que la sucesión la comenzó a manejar Cisneros en plenitud de facultades. Lo cuenta la propia Adriana Cisneros.

—Al contrario de otros empresarios en Latinoamérica, mi papá piensa en la transición estando joven y enérgico.

En dos años, con asesoría externa, Gustavo Cisneros, Steven Bandel y Adriana Cisneros encarrilaron la sucesión. En dos años, también se produjo la separación de Gustavo Cisneros de su hermano Ricardo. Sin un solo pleito.

—No estoy en retirada —insiste—. Mi hija Adriana no me deja retirar. Ella es mi jefa. Me consulta y yo le consulto mucho. Nos unen las relaciones humanas, el vínculo familiar, por supuesto, y la complicidad. La entiendo y me entiende.

Ya en 2009 aparecían juntos en entrevistas con canales internacionales y especializados en las cuales adelantaban los planes a futuro. Era claro que Cisneros la estaba introduciendo en el mundo global.

Reconoce, sin embargo, que está dedicado a la estrategia. La gerencia y el día a día ya no son su campo de acción. En todo caso, puede entenderse que la retirada consiste en una sucesión planificada. Él, como buen estratega, no puede dejar cabos sueltos. En el prólogo para el libro Gustavo Cisneros, un empresario global, su amigo Carlos Fuentes lo definió como “el adelantado”. También en esto de la sucesión se muestra como un adelantado. Por lo demás, hay que tener coraje para entrar en el terreno de la ejecución de grandes operaciones, y hay que tener más coraje para asumir los límites del tiempo, los límites que impone la vida. Así, el grupo de empresas ya está en buenas manos.  La colección de arte a buen resguardo, en el MoMA, en el Museo Reina Sofía de Madrid, en The Hispanic Society de Nueva York, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, en la Tate de Londres, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, entre otros. Adelantan conversaciones con una prestigiosa universidad de España para que acoja los archivos personales, los cuales podrán ser consultados por aquellos que quieran investigar y escribir sobre la historia del grupo.

—Estoy más que feliz. Ha sido una sucesión exitosa. No perdí un solo ejecutivo. Y me encanta la gente que trabaja con Adriana. Es otra generación. Más preparada.

Y tiene que serlo. El reto es mayúsculo en este mundo que no para de cambiar, y amenaza con grandes saltos hacia adelante. El Grupo Cisneros (antes Organización Diego Cisneros) ha sido el primer grupo internacional de Venezuela, y uno de los más globales de América Latina.  El propio Gustavo Cisneros representa la figura del magnate global. El Grupo Cisneros inventó la gerencia global que salió a conquistar el mundo. Carlos Fuentes lo escribió mejor: Saltaron de los productos perecederos a las telecomunicaciones, del flujo de caja a la generación de valor. Durante tres décadas, Cisneros demostró que los latinoamericanos podían competir con los más grandes del patio mundial.

—La gerencia global es un aporte nuestro al país. Es un caso único. Nadie lo ha hecho. Nadie lo sabe hacer en Venezuela. Mi amigo Carlos Slim la practica muy bien desde México. Femsa, México, es otro ejemplo. Son exitosos y operan en todo el mundo.

En su casa de Madrid hay toda una galería de fotos de Cisneros con jefes de Estado, empresarios, glorias del deporte y las artes. Cisneros en diversos escenarios, con el éxito reflejado en el rostro. Cisneros depositario de secretos. Qué no sabe este empresario del poder en Venezuela. Desde Rómulo Betancourt hasta Hugo Chávez. Qué no sabe del poder en Colombia, en Chile, México, Brasil. Qué no sabe del poder en Estados Unidos y España. Qué no sabe de aquellos otros magnates con los que se ha relacionado. No lo dice. No lo dirá. En este punto, hace de la discreción una regla. Ojalá contara los detalles de su relación con la familia Rockefeller.

También Cisneros es uno de los promotores de la experiencia padres e hijos. La reunión periódica en la que se ven la cara los padres y los hijos de las familias de empresarios de mayor peso de América Latina. El próximo encuentro será en Uruguay. El anterior se celebró en México, al que asistió el presidente Andrés Manuel López Obrador y dijo cosas en privado que nunca diría en público. Los padres y los hijos se reúnen y analizan el mundo. Siempre hay una temática de coyuntura. También se socializa. Y se consolidan amistades.

—Carlos Slim y yo habíamos hablado mucho de cómo hacer este tipo de reuniones. El antecedente es el Foro Iberoamérica que promovimos Carlos Fuentes y yo, y en el que reunimos a políticos e intelectuales de diversas posiciones como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Padres e Hijos salió de una conversación con Carlos Fuentes en Toledo. ¿Por qué no se hace esto con los empresarios, los jóvenes, los hijos? Luego le dimos forma en una reunión celebrada en el apartamento de Joseph Safra en Nueva York. Ahí ya teníamos a México, Venezuela y Brasil.

Cisneros reivindica la experiencia. Dice que ahora es que es importante. Que los jóvenes se comunican a diario. Y “están al día de los acontecimientos en cada país”. De lo que ocurre en Colombia, Nicaragua, Venezuela, Argentina, etc. “En Ecuador, Daniel Noboa va a ser presidente”, pronosticaba a cinco días de las elecciones del 15 de octubre de 2023. Y Daniel Noboa ganó la presidencia. El joven Noboa, hijo del rey del banano, es un asistente habitual a las reuniones de Padres e Hijos. Es menor que Adriana Cisneros.

—¿Cuál es su libro preferido?

—La Biblia.

Y dentro de la Biblia, ¿cuál?

—Las cartas de San Pablo.

—Tu escritor favorito.

—Gabo.

—Pero Carlos Fuentes era tu amigo.

—Pero Gabo es mejor.

—Y Vargas Llosa también es tu amigo.

—Es un buen número dos.

—¿El pintor?

—Pablo Picasso.

—¿En la música?

—Zubin Mehta.

—¿El cantante?

—Julio Iglesias.

—¿Y la Miss Venezuela?

— Susana Duijm. La pionera.

—Un personaje histórico.

—El cardenal Jiménez Cisneros, que es mi pariente. Julio César.

—Tu héroe.

—Mi papá, Diego. Todos los días hablo con él.

—¿De los nuevos empresarios a quiénes admiras?

—A Elon Musk, Jeff Bezos. A Steve Jobs.

—Llegaste a tener satélites, pero no cohetes como Musk y Bezos.

—Ese es un tema no concluido. Adriana conoce a Musk y a Bezos. Es parte de ese

grupo.

—¿Un empresario con el que hiciste buenos negocios?

—Henry Kravis (KKR).

—¿Cuál es el presidente de Venezuela que más admiras?

—José Antonio Páez.

—¿Y el presidente de los Estados Unidos?

—Washington.

—¿Y el de España?

—Adolfo Suárez, artífice de la transición.

—En fin, ¿Venevisión será vendida?

—La vamos a conservar. Y pondremos la plata que sea necesaria para mantenerla. La pude vender y la familia y yo decidimos mantenerle. Capriles vendió. Andrés Mata vendió. Ricardo Dewitz vendió. Televen puede ser vendida. Omar Camero no estaba cerrado a escuchar ofertas. RCTV la cerraron. Nosotros tuvimos ofertas y las rechazamos. Aquí pesa otra cosa. Venevisión es para servirle al país. Y lo está haciendo. Este es un punto que va más allá de lo comercial. Mi papá la compró quebrada. Hizo una televisión democrática, abierta a todas las ideas y sigue siendo democrática, con las dificultades del caso.

—Dicho esto, ¿tienes un mensaje para los venezolanos?

—Tenemos que ponernos de acuerdo. No atacarnos. Tenemos que respetarnos. Y tenemos que llegar a un gran pacto de transición. Sin pacto, el país no a va a surgir. Hay que pactar el modelo. Y que sea un compromiso para cien años. Si el pacto no es para cien años, no va a funcionar. Necesitamos inversiones en todas las áreas. ¿Quién va a invertir en el país después de esta experiencia?

En los días de la entrevista, el gobierno de Nicolás Maduro y la plataforma de la oposición firmaban un acuerdo en Barbados con el propósito de despejar el camino hacia las elecciones de 2024.

—¿Si tuvieras veinte años menos, en qué área de negocios incursionarías?

—En inteligencia artificial. Es demasiado peligroso para dejarla en manos de los gobiernos. Adriana está muy metida en el tema. Hay que estar atentos y meterse de una vez. Porque si no la monopolizan los gobiernos. Los nuevos empresarios tienen razón en estar en ello. Con los gobiernos no hay garantía de administración democrática de la inteligencia artificial. Con los satélites pasó al principio que la empresa privada tuvo que actuar en el límite de lo que era legal y no, algunas veces sin permiso. Lo sé por experiencia propia.  Los empresarios que están metidos en la Inteligencia Artificial van a defenderla mejor que los gobiernos. Son unos genios. Los empresarios privados tienen mejor criterio que los gobiernos. La actuación de Elon Musk, por ejemplo, mejoró la NASA.


*Gustavo Cisneros sin descanso. Conceptualización y asesoría: Carlos Oteyza. Dirección: Andrés Crema. Guion: Lorena González Di Totto. Producción ejecutiva: Sophie Oteyza y Verónica Cañas Azuaje. Gerencia del Proyecto: Gabriel Pérez-Barreiro. Dirección de Fotografía y Sonido: Alejandro Gamero. Edición y postproducción: Charles Ocando. Música original: Daniel Espinosa. Investigación: Adriana López y Lisseth Boon. 2023.

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