Iván Freites

El dirigente sindical Iván Freites insiste en la búsqueda de la justicia y la dignidad para el pueblo venezolano. Asegura que nadie debe rendirse ante la traición y la corrupción y afirma que sólo con la voluntad de todos el país puede aspirar a un futuro mejor.

—Hay una situación crítica en torno a CITGO y la lucha de los trabajadores venezolanos. ¿Qué opina sobre lo que ha pasado recientemente?

—Estamos en un momento extremadamente crítico. Nos encontramos a solo 37 días de la posible pérdida de CITGO, un activo fundamental para Venezuela. Esta cuenta regresiva no solo marca un punto crucial para nuestra economía, sino que también resalta la traición y el mal manejo por parte de ciertos políticos que han priorizado sus intereses personales sobre los del país.

—¿Podría explicarnos la importancia de esta cuenta regresiva y lo que está en juego?

—Estamos en un momento extremadamente crítico para Venezuela. En 36 días, podríamos perder CITGO, uno de nuestros activos más valiosos. Esta posible venta «obligada» no solo representa una pérdida económica significativa, sino también un golpe a la soberanía y el orgullo de nuestra industria petrolera. Durante décadas, los trabajadores petroleros hemos sido pioneros en la defensa de nuestros derechos y en la construcción de un movimiento sindical fuerte y autónomo. Sin embargo, la situación actual revela una traición profunda por parte de ciertos políticos y sindicalistas que han priorizado sus intereses personales sobre los del país.

—¿Qué acciones cree que deberían tomarse para evitar la pérdida de CITGO? 

—Necesitamos una estrategia clara y decisiva para proteger nuestros intereses. Esto incluye la presión internacional y la movilización nacional para asegurar que los verdaderos responsables sean llevados ante la justicia y que CITGO permanezca bajo control venezolano. Además, debemos garantizar que cualquier acción tomada sea en beneficio del país y no de unos pocos individuos corruptos.

—En una reciente declaración mencionó el 23 de enero de 2019 como un día de esperanza.

—Claro. El 23 de enero de 2019 nos levantamos con una gran esperanza. Recuerdo estar en la tarima, cerca de Juan Guaidó, quien juró como presidente encargado de Venezuela. Este acto generó un gran apoyo internacional, especialmente de Estados Unidos, que permitió que activos como CITGO y Monómeros pasaran a manos del gobierno interino. Sin embargo, lo que comenzó con esperanza rápidamente se transformó en una serie de traiciones y mal manejo. El G4, una alianza política que se activó con la promesa de unidad, resultó ser un adefesio legal que solo buscó repartir la torta entre unos pocos.

—Usted ha sido muy crítico con la gestión del gobierno interino y sus aliados. ¿A qué se refiere exactamente cuando habla de traición y mal manejo? 

—Me refiero a que estos politiqueros, como Dinorah Figuera, Gustavo Marcano, Yon Goicoechea y otros, han utilizado su posición para enriquecerse mientras el país sufre. Estos mismos personajes que una vez prometieron un cambio ahora están tratando de pasar la responsabilidad de la debacle de CITGO a María Corina Machado y al candidato presidencial Edmundo González Urrutia, quienes no han tenido ninguna responsabilidad en estos actos. La realidad es que estos traidores han vendido los intereses de nuestro país y han dejado a los trabajadores desamparados.

—Mencionó nombres específicos como Dinorah Figuera, Gustavo Marcano y Yon Goicoechea. ¿Qué papel han jugado estas personas en la situación actual de CITGO?

—Estos individuos han sido parte de la maquinaria política que ha traicionado a los trabajadores y al país. Han manejado las negociaciones y las decisiones sobre activos como CITGO de manera opaca y cuestionable. Ahora, en un intento por desviar la responsabilidad de su mala gestión, están tratando de culpar a figuras como María Corina Machado y el candidato presidencial Edmundo González Urrutia, quienes no han tenido ningún papel en esta debacle. Es un intento descarado de evadir sus propias responsabilidades y desviar la atención de su traición.

—¿Podría hablarnos sobre los eventos en Cúcuta y cómo afectaron la percepción del gobierno interino?

—En febrero de 2019 se organizó un evento en Cúcuta bajo el pretexto de ayuda humanitaria, que terminó siendo un desastre político. Este evento demostró la falta de responsabilidad y liderazgo del gobierno interino. Luego, en el trágico y cómico «levantamiento militar» del 30 de abril, vimos cómo Guaidó y Leopoldo López intentaron sin éxito derrocar a Maduro. Estos eventos no solo mostraron la ineficacia de su liderazgo, sino también su falta de compromiso con los trabajadores y el pueblo venezolano.

—Usted ha hablado sobre la historia y la importancia del movimiento sindical petrolero en Venezuela. ¿Cómo ve el futuro del sindicalismo y qué acciones deberían tomarse para proteger los derechos de los trabajadores?

—El movimiento sindical petrolero en Venezuela tiene una historia rica y orgullosa de lucha y logros. Sin embargo, para proteger y revitalizar el sindicalismo, necesitamos un cambio profundo en la manera en que se manejan nuestras instituciones y activos. Debemos desenmascarar a los traidores y exigir transparencia en todas las negociaciones. Además, es crucial que los trabajadores se unan y defiendan sus derechos. No podemos permitir que la historia se repita y que los intereses de unos pocos prevalezcan sobre los de la mayoría.

—Hablando de derechos de los trabajadores, ¿cómo ha afectado el régimen de Maduro a los derechos laborales en el país?

—El régimen de Maduro ha sido particularmente represivo con los derechos de los trabajadores. Desde despidos masivos y arbitrarios hasta la persecución y encarcelamiento de líderes sindicales, el gobierno ha intentado destruir cualquier forma de resistencia organizada. Los trabajadores que protestan por salarios justos o mejores condiciones laborales son frecuentemente acosados, arrestados y, en algunos casos, torturados. Esta represión no solo busca silenciar a los trabajadores, sino también desmantelar cualquier estructura que pueda desafiar al régimen.

—¿Puede compartir algunos ejemplos recientes de estos ataques a los derechos laborales?

—Claro. Uno de los casos más recientes y emblemáticos es el de Guillermo Zarraga, un trabajador petrolero que fue secuestrado y torturado por más de 37 meses simplemente por alzar la voz en defensa de sus compañeros. Además, hemos visto cómo las fuerzas de seguridad infiltran reuniones y asambleas de trabajadores, resultando en despidos masivos y persecuciones. La situación en PDVSA es particularmente grave, donde los trabajadores son despedidos por cualquier indicio de disidencia o por demandar mejores condiciones laborales.

—¿Qué acciones se pueden tomar para proteger a los trabajadores y asegurar que sus derechos sean respetados?

—Primero, necesitamos una fuerte presión internacional para que el régimen de Maduro cese la represión contra los trabajadores. Las organizaciones internacionales y los gobiernos deben ser claros y firmes en sus condenas. Segundo, es crucial que los trabajadores se unan y formen un frente común. Debemos ser solidarios y apoyar a aquellos que están en la primera línea de esta lucha. Finalmente, es vital que se busque justicia para aquellos que han sido perseguidos y se implementen mecanismos que garanticen que estos abusos no se repitan.

—¿Qué mensaje tiene para los trabajadores y el pueblo venezolano en este momento crítico? 

—Mi mensaje es claro: debemos mantenernos firmes y no permitir que estos traidores sigan manipulando la situación a su favor. Los trabajadores venezolanos hemos sido utilizados y luego abandonados. Es hora de exigir responsabilidad y transparencia. No podemos permitir que CITGO, nuestro último activo petrolero, sea entregado por estos mismos politiqueros que han traicionado a nuestra nación. Debemos unirnos y luchar por nuestros derechos y por el futuro de Venezuela.


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